miércoles, 5 de octubre de 2011

BUNBURY Y ZOÉ
EMPRENDEN JUNTOS GIRA POR LOS ESTADOS UNIDOS
El cantante español Enrique Bunbury, y el grupo mexicano Zoé, emprenden un tour conjunto que les llevará a las principales ciudades de los Estados Unidos. Mientras Zoé sigue promocionando su disco "Música de Fondo/MTV Unplugged", Bunbury interpretará por primera vez las canciones de su próximo álbum en estudio "Licenciado Cantinas".
Las ciudades que recorrerá el Tour serán, en Noviembre, San Francisco el 16, Los Angeles el 17, Las Vegas el 19, San Diego el 20, El Paso el 22, Dallas el 23, Houston el 25, Chicago el 27, New York el 29 y, ya en Diciembre, Miami el 1.
Es una oportunidad única de ver a dos de los artistas más importantes del Rock en español. Ambos, ya colaboraron cantando juntos la canción "Nada" de Zoé, para el disco desenchufado del grupo mexicano.

PRONTO EL NUEVO DISCO DE MI AMOR

Bunbury anuncia su nueva gira para enero y febrero de 2012.

Enrique Bunbury vuelve a la carretera para presentar las canciones que formarán parte de su nuevo álbum Licenciado Cantinas. La gira recorrerá algunas de las principales ciudades españolas:

VALENCIA - 12 de enero - Pabellón Fuente San Luis
ALMERIA - 13 de enero - Pabellón de los Juegos Mediterráneos
SEVILLA - 14 de enero - Centro Deportivo San Pablo
VIGO - 18 de enero - Auditorio Mar de Vigo
ZARAGOZA - 20 de enero - Pabellón Príncipe Felipe
BARCELONA - 21 de enero - Sant Jordi Club
SALAMANCA - 27 de enero - Multiusos Sánchez Paraíso
SANTANDER - 28 de enero - Palacio de los Deportes
MADRID - 3 y 4 de febrero - La Riviera

sábado, 13 de agosto de 2011

 El cantante español Enrique Bunbury, quien fuera vocalista de la legendaria agrupación Héroes del Silencio, celebrará este jueves su cumpleaños 44 en medio de una pausa musical, tras concluir una serie de presentaciones en España.

Con la promoción de su quinto álbum de estudio "Las consecuencias", el ganador del Grammy Latino por el tema "El extranjero" tomará un descanso, para continuar en 2012 con la segunda parte de su gira y el lanzamiento de dos discos.

En cine está en proceso de post producción la película "Bunbury: lo llaman el extranjero", del cineasta español Alexis Morante, que aún no tiene fecha de estreno.

La película mostrará episodios de su espectáculo con el disco "Hellville deluxe", de 2009, y la gira "Las consecuencias", donde la lente del director capturó el "show" realizado en el Estadio Azteca en México, donde se congregó a 90 mil personas.

Por otro lado, el cantante junto a sus compañeros que conformaron Héroes del Silencio en 1984, serán tributados en la edición del mes de agosto de la revista "Rockzone" que llegará a México en octubre.

En este número se contará la historia de la agrupación a través de sus intérpretes Enrique Bunbury, Juan Valdivia, Joaquín Cardiel, Pedro Andreu, Alan Boguslavky, Gonzalo Valdivia, de los productores, Gustavo Montesano, Roberto Durruti, Phil Manzanera, Bob Ezrin, Andrew Jackson, así como de representantes y equipo que convivió con el conjunto español.

Otro de los trabajos que narra la historia de Bunbury desde sus inicios es el documental "Bunbury: Porque las cosas cambian", del director Javier Alvero, que cuenta la trayectoria del músico, desde sus inicios y su paso por Héroes del Silencio, hasta su extensa producción como solista.

La película fue estrenada en el pasado Vive Latino 2011, en la Carpa Ambulante, y fue puesto al alcance de los lectores de la "Revista Rolling Stone", en su edición de junio.

Enrique Ortiz de Landázuri Izarduy, mejor conocido como Enrique Bunbury, quien aparece en la lista de los cantantes con dos álbumes más influyentes de los últimos 50 años en España, de acuerdo con la revista "Rolling Stone", nació el 11 de agosto de 1967 en Zaragoza, España.

Su carrera comenzó a los 12 años, al obtener su primera guitarra eléctrica y tocar hacia 1980 en un grupo del colegio llamado Apocalipsis. Sin embargo, entre 1981 y 1983 ejecutó la batería y fue cantante de una banda llamada Rebel Waltz; luego tocó el bajo en Proceso Entrópico, y tras dejar esta banda, Bunbury pasó a ser vocalista de Zumo de Vidrio, que se convirtió en la semilla de Héroes del Silencio.

En esa formación figuraron Enrique y Juan Valdivia, quienes junto a Pedro Valdivia crearon la agrupación en 1984. En sus comienzos, consiguieron el segundo puesto en el concurso de Pop Rock de Huesca.

Gustavo Montesano -ex Olé Olé- se fijó en ellos y les allanó el camino para firmar su primer contrato con la multinacional disquera EMI. Después se publicó "Héroe de leyenda" en 1987, una especie de Maxisingle-Minielepé, fórmula muy común por aquel entonces en la industria discográfica española con los grupos nuevos.

De este álbum se vendieron más de 30 mil copias en su momento. Menos de un año más tarde publicaron su álbum "El mar no cesa", también producido por Montesano y que de inmediato se convirtió en Disco de Platino.

Posteriormente, en un concierto en Zaragoza, los vio el ex miembro de Roxy Music, Phil Manzanera, quien llevaba algún tiempo en España y acababa de producir discos a grupos nacionales, por lo que decidió apostar por ellos.

Manzanera produciría "Senderos de traición" en 1990, con éxitos como "Entre dos tierras" y "Maldito duende". Tras la locura de "Senderos de traición" y su larga gira por el mundo, los Héroes del Silencio se dieron un respiro de más de un año en el que Bunbury viajó a lugares como la India, como lo que él definía un "paréntesis espiritual".

En 1993 y con el lanzamiento internacional de "El espíritu del vino", Héroes del Silencio se embarcó en una gira que los llevó por más de 20 países.

"Avalancha" (1995) fue otro disco de estudio de Héroes del Silencio. En esta ocasión contó con Bob Ezrin, productor de Pink Floyd, Peter Gabriel y Alice Cooper. El grupo experimentó un cambio en su sonido con guitarras más duras y textos más directos.

A continuación realizó otra gira mundial que pasó por Estados Unidos, México, Argentina, Guatemala y numerosos países de América Latina y Europa. Tras la publicación de "Para siempre" en 1996, un doble CD en vivo, anunciaron su separación y un descanso indefinido para iniciar proyectos en solitario.

Un año después, Bunbury, junto a Manzanera, se marchó a Londres para concebir "Radical sonora", su álbum debut como solista, cuyo sonido se separó totalmente del de Héroes del Silencio. Su apuesta se acercó a la electrónica, la música árabe y el tecno-rock psicodélico.

En 1999 grabó "Pequeño", un álbum con aires de cabaret y sonidos mediterráneos. El material fue del gusto del público y canciones como "Infinito" y "El viento a favor" encumbraron a Bunbury, haciéndolo acreedor a Disco de Platino, como ya lo había sido con "Radical sonora". Con "Pequeño" consiguió éxito en México y Argentina, donde comenzó a consolidarse como figura de culto para algunos.

En tanto, el artista recibió una nominación al Grammy Latino por el tema "El extranjero", en la categoría de Mejor Interpretación Pop Masculina, premio que paró en manos del argentino Fito Páez.

Terminada la etapa de "Pequeño", Bunbury se fue a Tarragona a componer su tercer disco en estudio.

Antes publicó como regalo para los fans un directo grabado en el Hard Rock café de la Ciudad de México, "Pequeño cabaret ambulante", con el que pretendía reflejar el espíritu de "la gira que más he disfrutado en mi vida".

El artista se tomó casi nueve meses para realizar un disco complejo hasta que nació "Flamingos" (2002), en el que hay canciones con más de 150 pistas de sonido.

En año y medio de gira, Bunbury logró más de 150 conciertos y cerca de 300 mil discos vendidos entre España y América, visitando entre 2002 y 2003 los principales escenarios de México como el Auditorio Nacional y Nueva York en el Central Park.

El colofón al interminable "tour" "Flamingos" fue un DVD que publicó en septiembre de 2003, titulado "Una cita en Flamingos", que recoge dos conciertos y multitud de información sobre la gira más importante en su carrera.

En 2004 sacó "El viaje a ninguna parte", un disco doble en el que mostró su lado más viajero, con ritmos, música y letras muy acorde a su personalidad cosmopolita, destacando auténticas obras de arte como "Canto (el mismo dolor)".

Un año después salió al mercado un CD+DVD llamado "Freak show: La película", que incluye imágenes intercaladas de varios de los conciertos que realizó entre finales de 2004 y principios de 2005 en la gira "Freak show", donde combinaba sus actuaciones con números de circo y actuaciones circenses en escenarios paralelos.

En 2005 y a través de su página web, Enrique Bunbury anunció la disolución de El Huracán Ambulante (la banda que lo acompañó durante los últimos ocho años), la cancelación del resto de su gira por España y América y su temporal retiro de los escenarios.

En 2006 sacó a la venta "Canciones 1996-2006", un recopilatorio de temas de sus álbumes en solitario. Durante este año realizó colaboraciones en los discos de varios grupos, como Revólver o Quique González.

También colaboró en el último disco/recopilatorio de Pereza llamado "Los amigos de los animales". En 2006 Enrique Bunbury y Nacho Vegas se encontraron en el Puerto de Santa María para realizar un nuevo trabajo discográfico que se publicó el 18 de septiembre de 2006 como "El tiempo de las cerezas".

La reunión con Héroes del Silencio en 2007 se dio con motivo del aniversario de su creación y por ello realizó una gira por diversos países, como en España, Argentina, Guatemala, México y Estados Unidos.

En su etapa en solitario destacan trabajos como "Radical sonora" (1997), "Pequeño" (1999), "Flamingos" (2002), "El viaje a ninguna parte" (2004), "Hellville de luxe" (2008) y "Las consecuencias" (2010), el más reciente.

Su carrera musical lo ha llevado a realizar colaboraciones con Raphael, Lila Downs, Ely Guerra, Andrés Calamaro y el grupo Zoé, entre otros.

En 2010, el cantante inició la gira "Las consecuencias tour 2010-11", título homónimo de su séptimo disco de estudio como solista, con el que visitó países como México, Estados Unidos y España. En esta etapa dio a conocer que se grabaría una película sobre esas presentaciones.

miércoles, 27 de julio de 2011

Estreno en España de "Blackthorn" (Segunda incursión de Bunbury en la producción de cine español): Un 'western' como los de antes


Estreno en España de Blackthorn (Segunda incursión de Bunbury en la producción de cine español): Un 'western' como los de antes


Si no existieran los títulos de crédito en Blackthorn o desconociera la nacionalidad de sus creadores, podría jurar sin margen de equivocación que esta película desprende el inconfundible aroma del mejor cine norteamericano, una temática, unos sentimientos, unos personajes y una forma de narrar con el sello de una tradición gloriosa, esa narrativa en la que todo resulta apasionante y veraz, sugerente e intenso, complejo y magnético. Adopta la estética y la geografía del western, un universo peligroso o probable carne de impostura cuando los que se acercan a él no están familiarizados con el ambiente y las claves de un género irrenunciablemente norteamericano. Hablo del western serio, no de aquellas populares y ralentizadas estupideces que se rodaban en Almería y conocidas como spaghetti-western. Aunque tampoco es necesario que el paisaje del western tenga que desarrollarse para ser creíble en Texas, Nuevo México, Arizona, Kansas y el Monument Valley. Basta con que contenga su genuino espíritu, sus reconocibles estética y ética.

Por ejemplo: Blackthorn se desarrolla en Bolivia a finales de los años veinte. Ni el escenario ni la época corresponden a la idea que poseemos del western, pero todo lo que vemos, oímos e intuimos lleva las características y la iconografía de los espacios abiertos, de jinetes en la tormenta o en la placidez, de la violencia vocacional o inevitable, de gente curtida y cansada intentando sobrevivir, de amaneceres y crepúsculos, de persecuciones a través de montañas y desiertos de sal, de despedidas provisionales o definitivas, de saloons en los que se bebe hasta el desmayo absenta local en vez de whisky y en los que puede estallar la violencia en cualquier momento, de soledades alrededor de una hoguera nocturna en las que sobriamente aparece la melancólica o dolorosa evocación del pasado, de villanos aparentes y villanos reales, de seres al margen de la ley que mantienen códigos intransferibles por los que deben pagar un precio muy alto.

Esta historia que retrata sin aspavientos ni énfasis ni impostura el ocaso, pero también el recuerdo de épocas vitalistas y plenas cuando se presiente la llegada de la definitiva oscuridad, ha sido escrita por Miguel Barros, un guionista español al que desconocía, pero en cuya personalidad cinéfila descubres que ha mamado con inteligencia, lucidez y admiración del mundo de Sam Peckinpah, de ese artista bronco y lírico que habló mejor que nadie de la violencia y del crepúsculo, de seres duros, llenos de cicatrices externas e internas, sin futuro, que no se llevan bien con los nuevos tiempos, expertos en supervivencia que pueden desatar el infierno y abrasarse en él en nombre de una moral y unos principios que no se rigen por lo establecido. Y la dirige Mateo Gil, ese enigmático señor cuyo mayor crédito artístico era el de ser coguionista en casi todas las películas de Alejandro Amenábar, de haber colaborado con sus ideas y con su escritura en un cine ajeno y de permanente éxito comercial y crítico. También había dirigido una intriga con vocación de negrura, ambientada en la Semana Santa y con el existencialista título de Nadie cococe a nadie, película que vi y escuché con cierto interés pero de la que me cuesta un notable trabajo recordar algo.

Sospecho que me va ocurrir todo lo contrario con la hermosa Blackthorn, centrada en la vejez y en la clandestinidad de un hombre que decidió 20 años antes que viviría sin excesivos sobresaltos el resto de su accidentada vida si sus eternos perseguidores se convencían de que había muerto. Era el legendario atracador Butch Cassidy, perseguido junto a su colega Sundance Kid hasta el fin del mundo por la implacable profesionalidad de la Agencia Pinkerton, tantas veces ridiculizada por ellos. Les acompañaba una mujer decidida y enamorada de ambos que un día se largó porque esperaba un hijo y tampoco quería ser testigo de su muerte. Ha llegado el invierno para Butch Cassidy. Aunque esté a gusto con su anonimato y su soledad, los recuerdos cada vez pesan más. Es la hora de partir. Se lo va a impedir alguien que no es lo que parece, circunstancias al límite en las que tendrá que tomar partido. Con su conciencia, con su irrenunciable sentido de la justicia, del bien y del mal, de la autenticidad y la impostura, de la lealtad y la traición

Mateo Gil maneja extraordinariamente todos los elementos de su película. Lo que cuenta y la forma de hacerlo posee cuerpo y alma. El campo hipnótico, la sutileza, la personalidad, la sabiduría y la presencia de ese señor llamado Sam Shepard impresionan. No respondo del doblaje. Y Noriega aguanta bien el tipo haciendo de sparring en reto tan desigual. Blackthorn es la mejor sorpresa que me ha dado en mucho tiempo el cine español. O el cine a secas.

BLACKTHORN

Dirección: Mateo Gil.

Intérpretes: Sam Shepard, Eduardo Noriega, Stephen Rea, Magaly Solier, Nicolak Coster-Wakldau.

Género: western. España, 2011.

Duración: 97 minutos.

Texto: Carlos Boyero