martes, 22 de febrero de 2011

EL DIVAN

- Héroes rompe en Zaragoza con una costumbre muy arraigada en esa época en los grupos de la ciudad: esperar a que un cazatalentos llegase con un contrato en la mano. Vosotros empezáis a mover el culo desde el principio, dando guerra por las compañías de discos.
 
dedicaba a las orquestas de baile y que nos hizo carteles. Pero no consiguió ni un bolo. Y yo copié de los discos que tenía las direcciones de las compañías y mandamos las canciones a todas las que había; algunas incluso habían desaparecido cuando enviamos el material. Recibimos carta de Sony, por ejemplo, donde nos decía que por el momento no entrábamos en los planes de la compañía, aunque se nos invitaba a que siguiésemos mandando cosas.
 
- Creo que fue Cachi quien le dio una maqueta nuestra a Gustavo Montesano, de EMI, en un concierto de los Enfermos Mentales en Madrid, cuando fueron allí con la pasta el ayuntamiento de Zaragoza para que les viesen las compañías discográficas.
 
- ¿Y cómo llegáis a EMI?
-¿Estabais convencidos de que el grupo podía funcionar?
- Sí, sí. Nos lo creíamos de una forma insultante. Pensábamos que era el grupo que iba a salir. Además existía una rivalidad entre Enfermos Mentales y nosotros, o cuando menos nos lo parecía, porque también pensábamos que estábamos contra todo el mundo. Pero sí: la cosa estaba entre Enfermos y nosotros; no veíamos otra opción en Zaragoza en ese momento.
- ¿Había un límite para la ambición?
- Para nosotros sacar un disco era ya una meta. De hecho, cuando grabamos el primer elepé decíamos: <<Ya nos podemos morir>>. Era como si lo hubiésemos conseguido todo en la vida. En la Zaragoza de ese momento, en la que salvo Vocoder y Van Cyborg nadie había grabado un elepé, no podíamos imaginar algo más allá de ese disco. Luego puedes soñar con ser Mick Jagger y todo eso, pero son sueños. El objetivo del grupo era el disco, que era un fin en sí mismo, y todo lo demás venía después de grabarlo. O sea: pensábamos que no se podía grabar un álbum y que no pasara nada. Éramos muy críos. Por Bocono tuvo que firmar mi padre el contrato. Yo tenía dieciocho años recién cumplidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario