jueves, 3 de febrero de 2011

OTRO FRAGMENTO DEL LIBRO EL DIVAN. CONVERSACIONES CON ENRIQUE BUNBURY

 
 
Héroes del Silencio o el buque que nunca se
detenía. Había que subirse a él en marcha,
recuerda Bunbury. Un carguero que recogía frutos
en Europa y Latinoamérica, pero también un
crucero para saborear los placeres del éxito. Sin
medida, como las grandes estrellas del rocanrol. El
camino del exceso conduce al palacio de la
sabiduría, sentenció William Blake, de quien algo
sabe el que fue el timonel del barco que nos ocupa.
Días de vino, rosas y algún que otro escupitajo en
Chile. Pero toda borrachera tiene su resaca, y toda
luna de miel, su despertar cansino. Y Bunbury se
 
plantó. Fue, y cito literalmente, <<un jarro de agua
fría>> para el resto de la tripulación. Y para la
facción fundamentalista de los fans del grupo.
Bunbury asume el legado, pero muestra su lado
crítico: <<La verdad es que no me gusta ningún
disco de Héroes>>. ¿Contracorriente?

No hay comentarios:

Publicar un comentario